domingo, 3 de agosto de 2025
Hablar del queso Savel es hablar de una de las mayores expresiones de la quesería artesana española. Este queso azul, elaborado en la comarca gallega de Chantada (Lugo), enamora a los amantes de los quesos intensos gracias a su complejidad aromática. Y es que cada pieza elaborada es fruto de un trabajo artesanal minucioso, a partir de leche cruda de vaca, algo que le da un sabor y unos matices únicos.
Hablar del queso Savel es hablar de una de las mayores expresiones de la quesería artesana española. Este queso azul, elaborado en la comarca gallega de Chantada (Lugo), enamora a los amantes de los quesos intensos gracias a su complejidad aromática. Y es que cada pieza elaborada es fruto de un trabajo artesanal minucioso, a partir de leche cruda de vaca, algo que le da un sabor y unos matices únicos.
Esos aportes están muy bien compensados, y este equilibrio es algo que se percibe desde el primer vistazo, con el que su corteza natural luce un tono gris verdoso y una pasta de color amarillo con las vetas azules características del penicilium roqueforti. Un paso más adelante llegan su olor profundo y su sabor con notas lácticas y picantes, que lo convierten en un queso inolvidable. Así que, si buscas un queso auténtico, trabajado y con mucho carácter, sin duda el Savel se va a convertir en un imprescindible en tu despensa.
El queso Savel nace en la quesería Airas Moniz, que es un proyecto artesano situado en Chantada, Lugo, en el corazón de la Ribeira Sacra. La filosofía de esta quesería se centra en elaborar quesos que reflejen el espíritu y la esencia de las tierras gallegas, y para eso han optado por utilizar leche cruda de vacas Jersey en pastoreo, una raza cuya leche destaca por su riqueza grasa y proteica.
El nombre “Savel” hace honor al río que atraviesa los prados donde pastan estos animales. Esto es también otro detalle que refleja un modelo sostenible que garantiza una materia prima excepcional, algo indispensable para crear el mejor queso azul posible.
El proceso de elaboración es 100 % artesanal y comienza con la coagulación de la leche cruda que luego se moldea y se sala a mano. Posteriormente, cada queso madura en cavas controladas y los maestros queseros vigilan las piezas, girándolas y cepillándolas de forma manual hasta que alcanzan su punto perfecto.
El queso Savel se presenta en piezas cilíndricas de tamaño medio, con una corteza de color gris verdoso tan natural que anticipa el carácter singular de este queso. Y, al cortarlo, aparece una pasta de color amarillo, cremosa y sedosa, surcada por delicadas vetas azules que recorren todo su interior.
Los matices en nariz ofrecen un olor marcado con notas de setas, mantequilla fresca, hierba húmeda y un leve recuerdo animal, típico de los quesos azules bien afinados. Luego, ya en boca, sorprende por su suavidad, elegancia y untuosidad. Su textura es fundente, casi mantequillosa, y su sabor te lleva desde una dulzura láctica inicial a matices salinos y ligeramente picantes, y esto invita a seguir disfrutándolo de un modo casi adictivo.
Para disfrutar plenamente del Savel, conviene sacarlo de la nevera al menos 30 minutos antes de consumirlo, de modo que su pasta alcance la temperatura adecuada y despliegue todo su aroma. Puede degustarse solo, acompañado de un buen pan gallego o de pan rústico de masa madre, pero también admite combinaciones más elaboradas.
En cocina, el Savel es un ingrediente excepcional. Su cremosidad lo hace perfecto para salsas que acompañen carnes rojas o de caza, pero también resulta ideal para gratinar verduras, enriquecer risottos o como relleno de aves. Y si lo quieres para aportar un toque gourmet en una ensalada templada, desmenúzalo sobre hojas verdes y añade nueces y peras en láminas, con las que conseguirás un contraste de sabores y texturas sublime.
Si prefieres presentarlo en una tabla de quesos, lo recomendable es colocarlo en último lugar, ya que es muy intenso y podría eclipsar a los quesos más suaves. Una propuesta es servirlo en pequeños triángulos, con fruta fresca, higos secos y miel, ya que son complementos dulces que equilibran el punto salino y picante del queso.
El queso Savel marida a la perfección con vinos dulces, ya que su contraste entre el dulzor y el picante azul crea un equilibrio sensacional. Un Pedro Ximénez, un Oporto o un moscatel de vendimia tardía son opciones infalibles.
Pero si prefieres un vino seco, los tintos de Ribeira Sacra, frescos y con notas minerales, son excelentes. También armonizan con vinos blancos, que aportan volumen y una textura cremosa que combina bien con la untuosidad del queso.
Y para los amantes de la cerveza, nada mejor que una cerveza artesana de tipo stout o una barley wine, que potencian los matices del Savel sin enmascarar su sabor. O, con mayor atrevimiento, destilados como un whisky escocés de malta o un ron añejo, que pueden crear maridajes sorprendentes.
Los acompañamientos sólidos también son importantes. Además de los frutos secos y la miel, el Savel combina maravillosamente con mermeladas de frutos rojos o cítricos, que tienen un toque ácido y resaltan la cremosidad del queso.
Si quieres comprar queso Savel, lo tenemos en nuestra tienda de La Boulette, tanto en el establecimiento del Mercado de La Paz como online. Y, además del Savel, en La Boulette encontrarás una cuidada selección de otros quesos artesanos nacionales y quesos franceses y otros quesos internacionales, así como embutidos premium, conservas y productos gourmet pensados para los paladares más exigentes.
Si quieres una velada inolvidable, con familia o amigos, solo tienes que visitarnos y descubrir el abanico de opciones para disfrutar del sabor auténtico y de productores artesanos que, como nuestros amigos de Airas Moniz, mantienen viva la tradición.
De lunes a viernes: de 9h a 20h
Sábados: de 9h a 14.30h
Entre el 5 y el 24 de agosto
De lunes a viernes: de 9h a 15h
Sábados: de 9h a 14.30h